Un estudio reciente realizado por Laura Germine, Richard Russell, P. Matthew Bronstad, Gabriëlla A.M. Blokland, Jordan W. Smoller, Holum Kwok, Samuel E. Anthony, Ken Nakayama, Gillian Rhodes y Jeremy B. Wilmer y publicado en Current Biology demostró que los rostros que nos atraen y consideramos bellos están relacionados con las experiencias que tenemos. Contrario a lo que muchos científicos creían, los rostros que nos atraen y preferimos no están determinados por la genética. Según los resultados obtenidos, se puede medir cómo la gente juzga el atractivo de una persona con sólo mirar su rostro.
Lo que parecería ser algo superficial es en realidad mucho más complejo, pues no nos guiamos únicamente por el físico para decir que una persona nos gusta o no. Inconscientemente relacionamos un rostro con una experiencia, lo que hace que nuestro cerebro nos envíe una señal de aprobación e incluso seguridad frente a otro rostro que nos puede parecer extraño y poco atractivo.
Ya en estudios anteriores se había visto que el 50% de la gente coincidía en que los rostros más atractivos eran simétricos, pero aún había un 50% que variaba. El 50% de los rostros que coinciden demuestra la influencia de los estándares de belleza a los que estamos expuestos y que hacen que nos inclinemos más hacia uno que a otro. Sin embargo, aún queda un 50%.
De acuerdo con Jeremy Wilmer, uno de los autores del estudio, si dos personas deben seleccionar los rostros más atractivos estarán de acuerdo en un 50%, relacionado con el punto anterior, pero el resto dependerá de las experiencias que hayamos vivido.
Para llevar a cabo el estudio se estudiaron las preferencias faciales de 547 pares de gemelos y 214 pares de cuates. Se creía que los gemelos tendrían preferencias más parecidas por la genética y porque además habían crecido en el mismo ambiente, sin embargo lo que consideraron atractivo variaba de gemelo a gemelo. Si el ambiente familiar era también importante, entonces deberían coincidir en algunos aspectos, a pesar de ello había diferencias. Esto explicaría que las experiencias que nos atraen a cierto tipo de rostro son mucho más personales.
De acuerdo con Laura Germine, también autora del estudio, es muy probable que cuando veas un rostro y lo relaciones con información positiva te resulte más atractivo. Así, los rostros que se le parezcan te serán más atractivos. Esto está relacionado con las relaciones que se establecen con tus amigos, pues entonces eres más propenso a encontrarlos atractivos.
Así la próxima vez que veas que sales con alguien parecido o similar a tu novio anterior, podrás comprender el porqué. Aunque quizá si tu última experiencia amorosa no fue del todo agradable te encuentres con un rostro completamente diferente.
Con información de Cultura Colectiva