La tierra se abrió hace unos días en el suroeste de Kenia (África). A lo largo de varios kilómetros, atravesando campos, agrietando carreteras y agujereando la reserva Masai Mara, la abertura ha alarmado a los lugareños y ha provocado cierto revuelo en algunos medios. Hay quienes dicen que el continente africano se está partiendo en dos. Es cierto, pero aún quedan unos cuantos millones de años para que eso ocurra.
La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también inestable. En el caso de la región oriental de la placa africana, el encontronazo constante con las placas arábiga e india, que empujan desde el norte, está desgajando la porción este del continente africano. Su manifestación más visible es el Gran Valle del Rift, una amplia franja de terreno que va desde Mozambique, al sur, hasta el cuerno de África y más allá.
"Por debajo hay una falla en el terreno que está separando África en dos", dice el catedrático del departamento de geodinámica de la Universidad de Granada, Juan Ignacio Soto. Pero el tiempo de la separación es geológico, llevará millones de años. "Sabemos que pasará, pero no cuándo", añade. En cierta medida es el proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes. Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este valle se están separando.
Estos procesos geológicos son lentos para la cronología humana. "A veces se separan unos milímetros y otras muchas la fractura se produce en el interior sin que la veamos", explica el catedrático. En otras, como esta vez, la raja es superficial y de metros de ancho. "Lo llamativo es la longitud de esta", añade. Aunque habría que confirmarlo, se apunta a que las lluvias habrían ensanchado la magnitud de la brecha.
La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también inestable. En el caso de la región oriental de la placa africana, el encontronazo constante con las placas arábiga e india, que empujan desde el norte, está desgajando la porción este del continente africano. Su manifestación más visible es el Gran Valle del Rift, una amplia franja de terreno que va desde Mozambique, al sur, hasta el cuerno de África y más allá.
"Por debajo hay una falla en el terreno que está separando África en dos", dice el catedrático del departamento de geodinámica de la Universidad de Granada, Juan Ignacio Soto. Pero el tiempo de la separación es geológico, llevará millones de años. "Sabemos que pasará, pero no cuándo", añade. En cierta medida es el proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes. Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este valle se están separando.
Estos procesos geológicos son lentos para la cronología humana. "A veces se separan unos milímetros y otras muchas la fractura se produce en el interior sin que la veamos", explica el catedrático. En otras, como esta vez, la raja es superficial y de metros de ancho. "Lo llamativo es la longitud de esta", añade. Aunque habría que confirmarlo, se apunta a que las lluvias habrían ensanchado la magnitud de la brecha.
La placa africana se está dividiendo en dos nuevas, la nubia y la etíope
No será la última vez que suceda. Bajo la tierra hay un proceso de división de la placa africana en dos nuevas, la nubia al oeste y la etíope al este. Es ese mismo proceso el que está detrás de algunas de las maravillas de esta parte de África. El Gran Valle del Rift está formado en realidad bajo varias fracturas de la corteza terrestre. Por encima se corresponden con el Rift Albertino el Rift de África Oriental.
El conjunto de valles sobre las fallas tiene una extensión de unos 5.000 kilómetros. A lo largo de las fracturas se encuentran los principales volcanes africanos. Los grandes lagos, desde el Victoria al Tanganica, pasando por el Turkana o el Natrón, se deben a la presencia de estas fallas. Y gracias a ellas también esta zona es la región con la mayor porción de biodiversidad que queda en el planeta. En algún momento, quizá dentro de 50 millones de años, habrá dos áfricas, pero aún no.
fuente: el país
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