De un momento a otro, el chocolate que tanto nos engordaba, de pronto nos ayuda adelgazar. ¿Quién los entiende?, por eso te compartimos las cosas, científicamente comprobadas, que te impiden mantener tu figura.
1. Evitar las comidas en familia
Estudios indican que las comidas familiares pueden protegernos de la obesidad y el sobrepeso. ¿La razón? Que durante ese momento se establecen conexiones emocionales entre los miembros de la familia y los alimentos suelen ser más saludables.
2. El año de nacimiento
Si naciste después de 1942, presta atención. Existe una conexión entre una variante en el gen FTO y el año de nacimiento que favorece la aparición de la obesidad, una correlación que es el doble de fuerte entre los nacidos después de 1942. Aparentemente todo apunta al desarrollo tecnológico posterior a la Segunda Guerra Mundial.
3. Los restaurantes con música clásica
Un estudio ha comprobado que se consumen más alimentos y café en los restaurantes cuando hay música clásica de fondo que cuando suena otro tipo de melodía. Algo para que tengas en cuenta también si quieres cuidar tu bolsillo.
4. El trabajo nocturno
Las personas estamos programadas para dormir cuando no hay luz y comer de día. Trabajar por la noche te sube de peso, ya que rompe el ciclo fisiológico provocando una disminución del gasto energético diario total. Si trabajas de noche la solución para no ganar peso será comer menos.
5. Dormir poco
Está comprobado científicamente que dormir poco engorda. La explicación es que el sueño desempeña un papel relevante en el metabolismo energético, de forma que al no dormir comemos más, como un mecanismo fisiológico de adaptación para mantener la vigilia.
6. Contaminantes ambientales
Algunos contaminantes se acumulan en el tejido graso favoreciendo el desarrollo de la obesidad. Estos contaminantes llegan al organismo a través de alimentos con alto contenido de grasa, como las carnes y pescados grasos.
7. Ver televisión
Pasar más de dos horas sentado frente al televisor todos los días incrementa un 23% el riesgo de obesidad.
Dormir con la televisión encendida también aumenta el riesgo. Según un estudio la exposición a la luz artificial durante la noche, mientras dormimos, reduce los niveles de melatonina, una hormona que nos protege de las alteraciones metabólicas que provocan obesidad y diabetes.
8. Estrés, depresión, ansiedad...
Las mujeres que sufren estrés postraumático aumentan de peso más rápidamente y son más propensas a padecer obesidad que las que no atraviesan esta situación. Pero hay una buena noticia: cuando disminuyen los síntomas de este trastorno, el riesgo de obesidad se reduce notablemente.
Por otro lado, más de la mitad de las personas reaccionan al estrés comiendo, sobretodo alimentos ricos en grasas y azúcares. La explicación científica es que el centro de recompensa que tenemos en el cerebro se activa con ese tipo de comida.
9. Algunos productos descremados (light)
Un estudio concluye que el consumo de lácteos ricos en grasa se correlaciona con un menor riesgo de desarrollar obesidad central, ya que éstos son más saciantes que los productos descremados o light.
Además, estudios aseguran que muchos productos que se anuncian como light, tienen más calorías que los que no lo son.
Fuente: Genial.Guru