Antes de que ellos lo pusieran de moda, no eran tan caras.
1. Semillas de chía
En 2009 un libro publicado en España por Debate, Nacidos para correr, descubrió estas semillas a la incipiente tribu runner local. Hasta entonces poco se sabía de ellas, y mucho menos se imaginaba que fueran una joya de la nutrición por su alto contenido en proteínas, ácidos grasos omega 3 y antioxidantes. Además, no tienen un gramo sin gluten.
En 2016 no hay ensalada, batido o mejunje bio que se precie que no presuma de llevar semillas de chía y de cobrar por ello un bonus. La bolsa de 250 gramos cuesta más de 5 €.
2. El pan de masa madre
Hacer pan se ha convertido en un sacerdocio. Hacerlo y colgar la foto del proceso en Instagram. Las panaderías de las ciudades con alta concentración de hipsters presumen de lo que tardan en elabora su pan, y cobran por cada minuto extra. El pan ya no es lo que era y se pueden escribir tesis doctorales acerca de su textura, corteza, masa madre etc. El precio de un pan hipster está entre los 6 y los 9 euros.
3. Cupcakes
Cuando se llamaban madalenas y eran más austeras se vendían por paquetes, estaban buenísimas y eran de los más barato del mercado. Cuando hace cinco años empezaron a brotar como setas las tiendas de cupcakes y sus libros de receta su precio se multiplicó. Si el cupcake es de harina integral y no lleva gluten, prepare la cartera.
4. Cervezas artesanas
Entre 2008 y 2015 las pequeñas fábricas de cerveza crecieron un 1.600%, según la Agencia Española de Seguridad Alimenticia y Nutrición (de 21 microcervecerías pasamos a 361). La Cibeles, La Virgen, Axarca, Arcadia, Vujlturis, Quana Beer, La Sitgetana, Mad Brewing, Four Lions, entre otras marcas. Un tercio cuesta unos tres euros en tienda. Su elevado precio se explica por el coste de la producción artesanal a pequeña escala y por su exclusividad.
Fuente: Woman