El alcohol, tomado en pequeñas cantidades, reduce la ansiedad y rompe las cadenas de las inhibiciones, pero desgraciadamente es muy difícil calcular y si se bebe de más produce el efecto contrario porque afecta a la erección, la lubricación y el orgasmo. Si se usa con frecuencia y en cantidades abusivas los efectos negativos para la respuesta sexual son permanentes, según estudios en el Huffington Post.
Por otro lado, la concentración de alcohol en la sangre depende de lo que se ha comido, del tipo de bebida que se consume, (no es lo mismo la cerveza y el vino que los destilados), de la edad, del sexo, del peso y del metabolismo del consumidor.
No obstante, en términos generales podemos decir que: un vaso de vino o dos favorece la comunicación y la excitación sexual en los hombres y en las mujeres prepara el deseo.
Cuatro vasos:
Dificultades para coordinar pero buenas erecciones, deseo intenso en las mujeres, el orgasmo es bueno en ambos.
Seis vasos:
Se incrementan y se exageran las emociones, la mayoría de las mujeres experimentan dificultades con el orgasmo y los hombres con la erección.
Ocho vasos:
Charla incoherente, movimientos incontrolados, caminar en eses, dificultades para mantener u obtener la erección en hombres, pérdida de conciencia en las mujeres.
Es evidente que con más de dos vasos las consecuencias son imprevisibles y peligrosas, pero un vaso de buen vino y una buena charla son el mejor preludio para una sesión de sexo inolvidable.
Con información de: wapa
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