Tal vez por un hecho que sucede al otro lado del globo o que algo malo le ocurra a una persona cercana, regularmente nos enfrentaremos a situaciones que sin duda nos afectan sentimentalmente. La tristeza es un elemento que nos hace sentir vivos y nos vincula con el resto del género humano. Normalmente utilizamos este concepto como sinónimo de depresión, pero están lejos de ser similares.
La depresión implica una serie de afectaciones físicas que pueden terminar en un trágico desenlace. Normalmente cuando estamos en los momentos más duros, sentimos un vacío en el estómago, parecería que un ente demoníaco intenta arrancar nuestras entrañas. En la antigüedad interpretaron que esta afectación era producida por el hígado, órgano por el cual nuestra alma se nutría. Por esta razón, cuando una persona estaba lejos de su hogar, consumía alimentos extraños que producían bilis negra o la melancolía.
En la actualidad podemos burlarnos de estas teorías, sin embargo, en los últimos años se han desarrollado investigaciones que le comienzan a dar un poco de razón a los antiguos. Emeran Mayer encontró que hay una relación entre regiones de nuestro cerebro y actividad de las bacterias intestinales. Un experimento comprobó que podía calmar a ratones agresivos tan sólo cambiando la dieta. Todavía no es muy claro cómo las bacterias de nuestras entrañas se pueden comunicar con el cerebro, pero lo que es un hecho es que afectan nuestro humor.
Independientemente de lo que provoque nuestro humor, es difícil determinar en qué momento sólo estamos pasando por una etapa de tristeza y cuando tenemos una depresión. Los sentimientos en muchas ocasiones pueden ser similares, pero si actualmente estás experimentando alguna de estas señales, ten cuidado porque tal vez tengas depresión.
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Pérdida del interés
Cuando estamos tristes podemos cambiar nuestro humor al reunirnos con un gran amigo, escuchar una canción o ver un programa favorito. En contraposición, en el momento en el que una persona está deprimida todas estas cuestiones son irrelevantes: no quieres ver a ninguna persona, los programas que antes te gustaban te parecen irrelevantes o estúpidos e incluso la idea de dormir te aterra porque no puedes controlar lo que sueñas; lo único que parece viable es un estado vegetativo indefinido.
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Te sientes aislado del mundo
La depresión implica una gran inseguridad hacia el mundo exterior, hay un terrible miedo a ser juzgados si expresamos lo que sentimos. Por esta razón hay un esfuerzo sobrehumano para ocultar los sentimientos y demostrar que las cosas suceden con normalidad.
Este esfuerzo por ocultar el interior implica que necesariamente hay un aislamiento del mundo. Te sientes incomprendido porque las personas que te rodean no saben lo que te sucede, parece que viven sin preocupaciones y la mejor opción aparenta ser alejarse para no molestarlas.
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Dificultad para concentrarse
Cuando experimentamos un hecho que nos afecta no podemos dejar de darle vueltas ya que pensamos en todas las formas en que lo pudimos evitar. Estos fantasmas constantemente nos persiguen y hacen que cueste mucho más trabajo concentrarse, recordar o tomar decisiones. Por si fuera poco, estos errores llevan a sentir culpa, inutilidad o impotencia.
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Alteraciones del sueño
La depresión puede provocar que constantemente te levantes durante la madrugada o que pases la mayor parte del tiempo dormido. La falta de sueño puede llevar a cambios bruscos de humor que agravarán el estado de la depresión, mientras que la hipersomnia influye a que aumente el aislamiento.
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Trastornos físicos
Inevitablemente la depresión alterará el apetito, comúnmente consideramos que bajar de peso es la única señal de este estado, pero también se puede manifestar por medio de un aumento drástico de peso. Por si fuera poco, podemos ser víctimas de una serie de molestias y dolores que aparentan no tener explicación ni cura, entre las que están dolores de cabeza y de espalda, problemas digestivos y calambres.
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Pensamientos negativos
Cuando una persona tiene depresión cambia por completo su forma de ver al mundo: los problemas pequeños se hacen inmensos, parecen no tener solución y cualquier noticia solamente parece empeorar las cosas. Es en estos momentos cuando se pierde toda la alegría y se comienza a cuestionar sobre la relevancia de la vida y lo fácil que es acabar con ella.
La depresión en algunos casos puede tener un lado positivo, pero siempre debemos de ser conscientes de que esta condición es una etapa de la cual podemos aprender, pero debemos salir.
Fuente: culturacolectiva