No permitas que tu malestar te haga reaccionar agresivamente para terminar hiriendo a tus personas queridas. Resiste el impulso de hacerlo, cálmate y piensa antes actuar y responder. Si te resulta difícil manejarla, habla con un buen profesional de la conducta que te oriente a resolverlo.
NO PELEES POR ASUNTOS DEL PASADO. El pasado ya pasó y no puedes cambiarlo. Perdona y deja que tus heridas afectivas sanen definitivamente. Dale paso a las cosas pequeñas y sin importancia y decide que nada ni nadie podrá alterar tu paz.
PRACTICA EL “CONTROL”. Ante cualquier situación que te irrite o te moleste profundamente, no reacciones inmediatamente, cuenta hasta diez o hasta veinte si fuese necesario, respira profundamente y cálmate. Esta herramienta te ayudará a tomarte el tiempo necesario para elegir la mejor forma de actuar, en lugar de reaccionar.
DESARROLLA LA PACIENCIA. Nos ayuda a prevenir la ira y la frustración, que son dos emociones muy negativas que atentan contra nuestro bienestar.
PRACTICA EL PERDÓN. Mira de frente a tu ira, reconócela dentro de ti, busca sus raíces en tu pasado afectivo, perdona a todas las personas que de una u otra forma te hicieron daño, y toma la decisión de soltarte de ese recuerdo para sanar emocionalmente.
Fuente: tipsfemeninos