El vértigo es una sensación muy desagradable en la que parece que algo se está moviendo, o nosotros (vértigo subjetivo) o nuestro entorno (vértigo objetivo). Las causas del síndrome vertiginoso son muy diversas y es necesario detectarlas para saber cuál es el mejor tratamiento. No se trata solo de mareo o desmayos, sino que tiene una sintomatología propia que incluye náuseas, así como el movimiento anormal de los ojos y sudoración.
Esta enfermedad puede tener distintas causas. El vértigo posicional paroxístico benigno es el más común y sus síntomas se presentan tras el movimiento brusco de la cabeza. Por otro lado, la laberintitis es un tipo de vértigo que se produce por la inflamación en el oído interno producida por una infección o una bacteria y se da de forma repentina. Por otro lado, la enfermedad de Meniere tiene como uno de sus síntomas el vértigo severo. También pueden causar vértigo el neuroma acústico, una disminución del flujo de sangre a la base del cerebro, la esclerosis múltiple, las migrañas severas…
Para tratar el vértigo, si alguna vez tienes un ataque y aún no han diagnosticado las causas, puedes quedarte en una habitación oscura y tranquila para que se pase. Evita situaciones de estrés, levantarte rápido de la cama y hacer actividades en las que tengas que mirar para arriba bastante tiempo.
Por otro lado, el vértigo se puede tratar con medicamentos que se pueden administrar por vía oral, intravenosa o en parches. Se suelen recetar antibióticos, antihistamínicos y procolperazina, aunque, eso sí, depende de lo que cause el vértigo. También existen ejercicios para el tratamiento del síndrome vertiginoso como los de Brandt-Daroff e incluso se puede tratar el vértigo con cirugía.
Lo conveniente es ir a tu médico antes de hacer ningún tratamiento para que diagnostique las causas que te producen ese vértigo.
Fuente: SobreTodoSalud
