Los consideramos como parte de la familia y a la hora de hacer un viaje familiar decidimos llevarlos con nosotros y les sedemos un lugar dentro del automóvil. Todo suena bien, pero hay que recordar que estos pequeños amigos también son propensos a marearse, incomodarse o incluso terminar vomitando por el movimiento constante al que no están acostumbrados.
Un perro adulto puede soportar más el traslado de un lugar a otro dentro de un automóvil ya que la estructura ósea del oído encargada de mantener el equilibrio ha terminado de desarrollarse. A diferencia de los perros pequeños que son más propensos a padecer estos malestares.
El problema se puede agravar cuando los cachorros asocian el malestar cada vez que se suben al automóvil, aunque el paseo sea corto. Para que tu mejor amigo se vaya acoplando a este tipo de movimientos, debes asegurarte que vaya cómodo y evitar que sus primeros viajes sean demasiado largos. Otro factor que lo mantendrá calmado es mantener su vista al frente en lugar de que saque la cabeza y la lengua por la ventana, aunque eso le parezca divertido y refrescante a los pocos minutos comenzará a marearlo.