Lina Medina Vásquez nació en Huancavelica, Perú, el 27 de septiembre de 1933 y es considerada como la madre más joven en la historia.
Actualmente ya cuenta con 84 años, pero cuando solo tenía cinco años, siete meses y veintiún días dio a luz a su primer hijo, quien nació sano y sin daño fisiológico alguno.
Su historia logró conmocionar a millones de personas.
Su padre, el señor Tiburcio Medina, al notar que el vientre de su pequeña hija aumentaba de tamaño, lo primero que hizo fue llevarla con los chamanes de la aldea en que vivían, todo esto motivado por las algunas ideas que le hicieron creer sus vecinos y amigos más cercanos. Ellos aseguraban que la niña había sido maldecida y estaba poseída por una clase de espíritu de los antes.
Sin embargo, los chamanes señalaron que la niña poseía una clase de tumor y aconsejaron al padre para que la llevara a la ciudad más cercana, Pisco, donde pudiera ser tratada por doctores.
Luego de algunos exámenes, el Dr. Gerardo Lozada fue quien decidió que la niña debía ser atendida por especialistas en la capital, Lima, donde finalmente pudo ser confirmado el embarazo de Lina.
Finalmente, el 14 de mayo de 1939, los doctores Lozada, Colareta y Bussalleu sometieron a Lina a una cesárea y se dio el nacimiento de su primer hijo.
El bebé recibió el nombre del doctor que atendió el parto, Gerardo. Nació pesando 2 kilos y 700 gramos y como ya mencionamos, su salud era perfecta.
Por la edad de su pequeña madre el niño fue tratado y criado como se si tratara del décimo hijo de sus abuelos, pero a los 10 años se le informó que Lina era su verdadera mamá y no su hermana.
Gerardo pudo gozar de una vida normal y completamente saludable hasta los 40 años, cuando falleció debido a una grave enfermedad en la médula ósea.
La noticia de lo sucedido con Lina recorrió los medios de comunicación de varios países, por lo que sus familiares recibieron varias ofertas para que llevaran a Lina y a su nieto a la Feria Mundial de Nueva York, con todos los gastos pagados, esto para ser exhibidos en un espectáculo de fenómenos.
Don Tiburcio rechazó la oferta de manera contundente, sin embargo, aceptó la propuesta de un poderoso empresario estadounidense, que le ofreció 5 mil dólares a cambio de que madre e hijo fueran investigados por científicos norteamericanos.
La negociación incluyó un fondo que garantizaría el bienestar de la familia de por vida, pero autoridades del gobierno peruano se negaron a dejar salir del país a Lina y a su hijo, denunciando que estaban siendo afectados moralmente.
Tanto Lina como su pequeño hijo Gerardo siguieron siendo investigados por médicos peruanos, que determinaron que Lina comenzó con sus “periodos” cuando solo tenía dos años y ocho meses.
Los médicos señalaron que la concepción del menor se dio a los cuatro años y ocho meses de Lina, pero hasta el día de hoy se desconoce la forma en la que se dio.
El padre de la niña, Don Tiburcio, tuvo que pasar varios días en prisión luego de ser acusado por el delito de abuso de menores, pero fue dejado en libertad por no haberse podido probar su responsabilidad.
Pasaron algunos años y se culpó a uno de los 8 hermanos de Lina, que contaba con una discapacidad intelectual, por lo que las autoridades decidieron cerrar el caso.
La historia de Lina le valió ser reconocida como una especie de Virgen María, y es que se decía que concibió a su hijo sin haber caído en el “pecado original”, de esta forma los aldeanos vecinos empezaron a tener una fe ciega en la niña y creían que Gerardo era hijo del dios Sol.
A los 33 años Lina se casó con Ricardo Jurado y fruto de esta unión nació su segundo hijo.
En la actualidad Lina reside en un pueblo llamado Chicago Chico, muy cerca de Lima.
Pero no fue hasta el 2002 que el doctor José Sandoval escribió sobre esta historia, lo que le dejó una muy buena pensión vitalicia a Lina.
Fuente: la caja guru
