Este escrito va para aquellas que son las esposas, pero su matrimonio ya tocó fondo y para aquellas nombradas amantes, al final la falta de amor propio las pone en el mismo sitio, la infelicidad.
La infidelidad se está volviendo el "pan de cada día". La gente ya no es capaz de comprometerse de verdad con nadie, ni con nada y eso se refleja en engaños y por consiguiente en fracturas inmensas de relaciones.
Ante esto, podemos asegurar que todos conocemos la historia, ya no vale la pena discutir cuál género se llevará el trofeo al primer lugar respecto a traiciones amorosas. La discusión debe evolucionar, pues es claro que, frente a una traición amorosa, hay temas más IMPORTANTES que siempre quedan en segundo plano.
Según, un artículo publicado en el portal del psicólogo Walter Riso, es común “crucificar” a los intrusos o “amantes” bajo la condena de una autoestima mal interpretada, sobretodo en este tipo de situaciones; quien presencia la traición suele caer en el papel de víctima casi inmediatamente después de confirmar la infidelidad de su pareja, pero siempre debe analizarse el trasfondo; aunque duela, en ocasiones el amor se acaba.
Por más esfuerzos que se hagan por mantener una relación sin amor para no afectar el núcleo familiar, el corazón ya no se encuentra presente allí. Es inevitable la llegada de una ruptura, lo importante es lograrla de la manera más asertiva posible, tratando de no herir las susceptibilidades de ninguno de los miembros de la relación.
Muchos están cómodos: viven un amor bajo equivocaciones y errores, pero están conformes materialmente o no confían lo suficiente en sí mismos como para tener la seguridad de encontrar un mejor amor a futuro, no sabe vivir en soltería ni rehacer su vida profesional.
Por otro lado, hay muchos que sí lo hacen y consiguen vivir amores saludables junto a su persona afín. No siempre se consigue el éxito afectivo a la primera, a veces debes vivir el amor de diferentes maneras hasta dar con la pareja indicada. Cada individuo es una historia distinta y evoluciona a su manera. La vida no es de hierro; significa fluir y avanzar.
No se trata de tener más de un amor, sino de vivir cada amor de la manera más saludable y saber identificar cuándo es hora de marcharse. Algunos confunden esto y quieren tener varias relaciones afectivas al mismo tiempo creyendo que así adquieren mayor “valor”, cuando lo único que consiguen es alimentar su baja autoestima y sentirse "bien" aunque sea momentáneamente, porque la felicidad jamás toca a su puerta.
Al buscar más y más amores, solo acumulan sufrimiento para quienes están involucrados, se engorda esa sensación de ser incapaces de llevar una relación con una sola persona.
Por otro lado, quienes se dedican a ser segunda opción, padecen de un mal similar: un nivel muy bajo de amor propio. Eso les condena a ser una sombra y jamás tendrán la posibilidad de convertirse en más. Hay que trabajar mucho en la autoestima, los seres humanos somos maravillosos y siempre mereceremos un amor de primer lugar, no uno que deje migajas ni sobras al otro cuando bien le parezca.
Con información de: SoyCarmin