Leo Messi desde pequeño buscó la forma de afinar la puntería y para hacerlo utilizaba todo lo que tenía a su alcance sin importar que no fuese redondo, así lo cuenta Juan Cruz Leguizamón, el amigo de la infancia del atacante del Barcelona.
La “Pulga” y Leguizamón, portero del Central de Córdoba de la Primera C de Argentina, se conocieron a los seis años en Rosario y compartieron las inferiores en Newell's. Ahora pasados los años cuenta algunas anécdotas.
“Nos juntábamos en casa y decíamos "vamos a jugar a los tiros libres". Yo tenía un arquito, poníamos las sillas altas de bebé como barrera, y las muñecas de mi hermana como arqueras", expresó en diálogo con el sitio argentino Rock and Ball.
Juan dice que pasaban los fines de semana juntos jugando y salían a andar en bicicleta o jugaban fútbol 5 todos los viernes en las cancha de un primo de Antonella, actual pareja del atacante azulgrana.
“Todo está intacto: todavía tengo el arquito, las pelotas que usábamos, hasta el barrio está intacto. Todo quedó igual, excepto las muñecas, que quedaron destrozadas”, agregó el rosarino, quien, según reveló, mantiene un diálogo "casi diario" con Leo.
OTRA ANÉCDOTA DE LA PULGA
Cuando Messi no más que un simple niño que quería jugar fútbol, ya despertaba aplausos en los estadios.
Durante una época, en la que Newell's hacía de local en la cancha de Rosario Central, él era el encargado de hacer "jueguitos" (dominio) con la pelota en el medio tiempo, lo que provocaba más de una ovación de parte del público, según narró Enrique Domínguez, uno de sus entrenadores en inferiores al mismo medio.
Fuente: diez.hn